El pasado mes de diciembre la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un estudio con las cifras del consumo de tabaco a nivel mundial. A pesar de que se ha reducido el número de fumadores a escala global, el 22% de la población española afirma que fuma a diario, lo cual equivale a más de 8.5 millones de españoles. Este perjudicial hábito está relacionado con multitud de enfermedades, algunas de ellas tan graves como varios tipos de cáncer. Por eso es tan importante romper con este hábito, a pesar de lo difícil que pueda parecer, especialmente cuando se llevan años o décadas fumando.
¿Por qué es tan adictivo el tabaco?
Uno de los motivos por lo que a los fumadores les cuesta tanto dejarlo es que se trata de un hábito adictivo. Esto se debe a uno de los componentes que tiene: la nicotina. Esta sustancia, al ser consumida, genera una descarga de endorfinas en el cerebro que generan una sensación placentera y de euforia leve. Sin embargo, se trata de algo momentáneo y su duración es incluso más corta que la de otras sustancias adictivas. De ahí que se sienta el impulso de volver a fumar pasado un corto espacio de tiempo.
Si ese deseo no se cumple, lo más común es que el fumador sufra síndrome de abstinencia. Algunos de sus síntomas más frecuentes son irritabilidad, ansiedad, intranquilidad, dificultad para concentrarse, problemas para conciliar el sueño y, sobre todo, necesidad imperiosa de fumar un cigarrillo.
Consejos para dejar de fumar
Según los datos disponibles, por lo general los fumadores no lo dejan definitivamente en el primer intento, aunque no es imposible. Si ya lo has intentado más veces o se trata de la primera vez, los siguientes consejos te ayudarán a conseguirlo.
No lo dejes para mañana
Uno de los errores más comunes se da incluso antes de empezar: se trata del “mañana lo dejo”. El tabaco es adictivo, el hecho de que intentes ponerte una fecha no hará que te cueste menos dejarlo, al contrario. Por eso, el primer consejo es que si has decidido dejarlo, no esperes más. No tiene porque ser un lunes, ni al empezar el día, ni cuando se te haya terminado la cajetilla. Déjalo en cuanto lo hayas decidido.
Guarda los ceniceros y mecheros
Es difícil dejar de pensar en algo a lo que nuestro organismo es adicto, por eso es recomendable no ponérselo fácil y alejar de nuestra vista todo lo que esté relacionado con ello. Recorre tu hogar o los espacios en los que solías fumar y asegúrate de que has guardado todos los ceniceros y mecheros para que no puedas verlos.
Aguanta el deseo de fumar
Especialmente al principio, sentirás una necesidad imperiosa de fumar que seguramente irá acompañada de un pensamiento como “no pasa nada, fumaré un cigarro más y será el último”. Como hemos visto, la nicotina genera ese deseo casi inmediato de fumar 5 o 10 minutos después de haber apagado el cigarro. Por eso es importante resistirse, pensando en otra cosa o bebiendo un vaso de agua, por ejemplo.
Cambia tus rutinas
Una de las partes más difíciles a la hora de dejar de fumar se debe a que tenemos ciertas rutinas o momentos vinculadas al cigarrillo, como después de comer o en el café de media mañana. Para que te sea más fácil, identifícalas y trata de cambiarlas o sustituirlas por otras actividades.
Practica deporte
A medida que pase el tiempo, notarás que al dejar de fumar mejoras tu capacidad pulmonar y tienes más resistencia a la hora de practicar deporte o realizar actividades tan rutinarias como subir escaleras. Empieza a realizar algún tipo de ejercicio o incrementa su intensidad y el simple hecho de fatigarte menos y respirar mejor te servirá como motivación para continuar.
Realiza técnicas de relajación
Los ejercicios de relajación son muy útiles para los estados de estrés y ansiedad, ya que ayudan a vaciar la mente y dejar de pensar en todo lo que nos preocupa. Cuando sientas esa necesidad de un cigarrillo y no necesites soltar esa tensión que te genera, prueba a realizar respiraciones profundas o ejercicios de meditación sencillos con música relajante de fondo.
Comparte con los tuyos tu decisión
Es importante que tus seres queridos sepan que has tomado la determinación de dejar de fumar y que se trata de un gran reto. Así, tendrás su apoyo y podrás recibir su ayuda en los momentos de mayor estrés en los que la situación te desborde.
Ponte metas
Una buena forma de motivarse es creando pequeñas metas que podamos ir consiguiendo poco a poco, en lugar de centrarnos en el gran objetivo final. Algunos hitos pueden ser una semana sin fumar, dos semanas, un mes, tres meses… Elige una recompensa y prémiate cuando lo consigas.
Recuerda por qué lo dejaste
En los momentos de flaqueza en los que sientas unas ganas incontrolables de fumar, recuerda por qué lo has dejado. Piensa en todos los beneficios que tiene para tu salud y la de los que te rodean y haz un repaso de los efectos nocivos que el tabaco tiene para tu organismo. Puedes consultar los efectos positivos que tiene dejarlo, algunos empiezan a notarse incluso a las pocas horas, ¡perfecto para darse cuenta de que cada pequeño paso cuenta!
Ponte en mano de profesionales
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