Con la llegada del invierno aparecen enfermedades comunes que la mayoría de nosotros sufre cada año por estas fechas. Dos de los ejemplos más evidentes son la gripe y el resfriado, también conocido como catarro. A ellas se suma una afección más: el coronavirus o COVID-19. Todas ellas afectan a nuestras vías respiratorias y los virus que las provocan tienen más facilidad para atacarnos, ya que con la caída de las temperaturas las mucosas que recubren y protegen esta parte de nuestro organismo tienen una menor capacidad de defensa. Es decir, estamos en desventaja a la hora de combatirlas.
Aunque todas ellas son enfermedades respiratorias virales, no están provocadas por los mismos virus y, por lo tanto, requieren diferentes tratamientos. En nuestro post, vamos a conocer las diferencias que existen entre ellas, así como sus síntomas, de forma que puedas detectarlas y saber cómo actuar en cada situación.
Causas de la gripe
La gripe está causada por el virus de la influenza que, además, tiende a mutar cada cierto tiempo. Por esa razón las vacunas de la gripe tienen que realizarse anualmente, de forma que el organismo pueda defenderse ante esas variaciones. Este virus se transmite de persona a persona a través de gotitas que se encuentran en el aire, y que son expulsadas por la persona infectada al hablar, toser o estornudar, aunque también es posible que exista contagio por transferencia al tocar objetos que han sido utilizados por el enfermo.
Causas del resfriado
Existen más de 200 virus que pueden causar resfriado, aunque los más comunes son los rinovirus. Presentes durante todo el año, suelen provocar más problemas durante el invierno. Estos virus se transmiten por el aire, igual que ocurre en el caso de la gripe, y son expulsados por los infectados cuando hablan, estornudan o tosen. También en este caso podemos contagiarnos mediante transferencia al compartir objetos como bolígrafos, teléfonos o juguetes.
Causas de la COVID-19
El origen de la COVID-19 está claramente identificado: está provocada por el virus SARS-CoV-2. Según la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad se transmite a través de la boca o la nariz de la persona afectada, que expulsa gotas minúsculas al hablar, toser o estornudar. Este virus es altamente contagioso, de ahí que para evitar su propagación se hayan implantado medidas como el uso de mascarillas, la distancia social o el lavado de manos frecuente.
Síntomas comunes entre la gripe, el resfriado y la COVID-19
La razón principal por la que se suelen confundir estas enfermedades es que presentan síntomas similares. A pesar de que pueden afectar de forma diferente a cada persona, en función de su edad y sus patologías previas, tanto la gripe como el resfriado y la COVID-19 suelen provocar:
Diferencias entre la gripe, el resfriado y la COVID-19
La clave para diferenciar entre las tres enfermedades es prestar atención a la presencia de estos síntomas:
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Aparición: Mientras que el resfriado y la COVID-19 suelen aparecer de manera progresiva, la gripe tiende a aparecer repentinamente.
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Fiebre: La fiebre es un síntoma clásico de la gripe, también frecuente en la COVID-19. Rara vez suele presentarse en resfriados comunes. Consecuencia de ella son los escalofríos y la sensación de “estar destemplado”.
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Dolor muscular: A la fatiga, presente en ocasiones también en las tres, se suma el dolor muscular propio de la sintomatología gripal, que también aparece en la COVID-19. El más común es el dolor lumbar y en las piernas.
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Duración: El resfriado tiene una duración corta, de unos 10 días aproximadamente; en el caso de la gripe, puede prolongarse hasta 2 semanas. Para la COVID-19 la duración es variable.
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Falta de aire: Aunque la gripe puede llegar a provocar la sensación de falta de aire en algunas ocasiones, es un síntoma muy común en la COVID-19. Muy rara vez se presenta en los resfriados.
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Pérdida de olfato y gusto: Síntoma característico de la COVID-19. Puede aparecer ocasionalmente en procesos gripales y resfriados, no siendo tan común como en el coronavirus.
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Diarrea: Se trata de un síntoma que rara vez se presenta en gripes y resfriados, pero que puede aparecer ocasionalmente en la COVID-19.
Tratamiento de la gripe y el resfriado
En primer lugar, debemos mencionar que será un médico quien deba diagnosticar correctamente la enfermedad y proporcionarnos el tratamiento adecuado. Pero, sí podemos recoger aquí las indicaciones que suelen dar los profesionales para ambas afecciones.
Tanto en la gripe como en el resfriado es importante el descanso. Nuestro cuerpo necesita descansar para poder recuperarse y combatir el virus. Además, debemos mantenernos hidratados. Tomar mucho líquido es indispensable para combatir la congestión nasal y proporcionar lubricación a nuestra garganta, que se resiente especialmente cuando sufrimos tos seca. También es recomendable colocar un humidificador en la estancia, de forma que se mantenga un nivel de humedad adecuado.
Además, es común que se receten medicamentos para tratar los múltiples síntomas: antitusivos, para la tos; descongestivos, para la congestión nasal; expectorantes, para facilitar la expulsión de la mucosidad; y analgésicos para aliviar el dolor y la fiebre, especialmente cuando se padece la gripe. En ningún caso es necesario tomar antibióticos, ya que, como hemos dicho, estas enfermedades están causadas por virus, no por bacterias.
Si tras varios días de tratamiento los síntomas no mejoran o empeoran, la fiebre no baja o sentimos dificultad para respirar, debemos acudir de nuevo al médico, ya que pueden haberse desarrollado complicaciones como sinusitis o faringitis estreptocócica.
Tratamiento de la COVID-19
Para evitar la propagación de la COVID-19 es muy importante ponerse en contacto con el centro médico cuando aparezcan los primeros síntomas, especialmente si se sospecha o se sabe con certeza que se ha estado en contacto con alguien infectado. Desde el centro nos darán las instrucciones adecuadas para realizar una prueba que verifique si se tiene o no coronavirus, y se debe evitar el contacto social hasta que tengamos el resultado definitivo.
En la actualidad, la OMS informa que no existe un tratamiento en sí para la COVID-19 sino que se administran diferentes fármacos en función de la gravedad del caso. Se trata de una enfermedad que abarca un gran abanico de síntomas, desde personas asintomáticas a cuadros graves con ventilación mecánica. Para aquellos cuya sintomatología sea moderada, lo más común es que se receten fármacos similares a los que se dispensan para la gripe y el resfriado, además del aislamiento del afectado siguiendo unas medidas de seguridad que eviten que el virus se propague.
Debemos recordar que, aunque en estos momentos no se hayan desarrollado tratamientos para esta enfermedad, sí que existen vacunas contra ella. En la actualidad, una gran parte de la población de nuestro país ha recibido las dosis recomendadas y se está trabajando a nivel mundial para que estas vacunas lleguen al mayor número de personas posible.
¿Conocías las diferencias entre estas dos enfermedades tan propias del invierno y la COVID-19? Nuestro cuadro médico puede ayudarte a salir de dudas y recibir el tratamiento adecuado. En SALUS queremos que tengas acceso a los mejores seguros de salud de España, para que siempre sepas qué te ocurre y cómo tratarlo.