Cada vez más personas se han “enganchado” al running, y es habitual que al caminar por nuestra ciudad o pasear por el parque veamos a más de un corredor. Además de los múltiples beneficios que tiene para la salud, se trata de un deporte que se puede practicar fácilmente desde cualquier lugar y sin ninguna equipación extra, además del calzado adecuado. Estas ventajas han propiciado el nacimiento de una nueva cultura runner a la que se suman a diario cientos de personas, y que propicia la organización de carreras de todo tipo a lo largo y ancho del mundo.
Se trata de una actividad física que se puede realizar muy a menudo, incluso a diario. Además, es un ejercicio muy repetitivo, es decir, el movimiento que se realiza tiende a ser el mismo, sin muchos cambios de intensidad o giros bruscos. Esto hace que ciertas partes del cuerpo se resientan, especialmente si no se utiliza el calzado adecuado o no se entrena de manera correcta.
Aunque muchos de los problemas suelen aparecer en los corredores que acaban de empezar, hay otras lesiones comunes que pueden sufrir incluso los runners más experimentados. ¡Conozcámoslas!
Sobrecarga muscular
Empezaremos por la lesión más común entre los principales, que además puede aparecer en todos los deportes. Cuando iniciamos la práctica de ejercicio tendemos a sobrepasarnos, en muchos casos porque aún no conocemos nuestra resistencia o nuestros límites. Al exigir a nuestros músculos una demanda más alta de lo normal, estos pueden contracturarse o agarrotarse. Lo mejor en estos casos es ir poco a poco, adaptarse al ejercicio e ir descubriendo cómo responde nuestro cuerpo y, si aparecen molestias, descansar. Recuerda también estirar antes y después de correr para evitar que aparezcan.
Fascitis plantar
La fascia plantar es una banda de tejido que atraviesa la planta del pie y que protege los músculos de esta zona del cuerpo. Cuando se inflama, produce dolor punzante en la planta del pie cerca de la zona del talón, especialmente al dar los primeros pasos del día. Algunas de las causas más comunes son el sobrepeso, el pie plano o con demasiado arco y el uso de calzado inadecuado, especialmente el utilizado en los entrenamientos de running. Para evitar que esto ocurra, es aconsejable realizarse un estudio de la pisada y utilizar siempre deportivas de calidad que protejan el pie al correr.
Tendinitis rotuliana
En la rodilla se encuentra, además de los músculos, el tendón rotuliano, que conecta la rótula con la tibia. Este tendón permite que flexiones y extendamos las rodillas. Al correr realizamos movimientos repetitivos de alto impacto que pueden sobrecargar y producir microroturas. Cuando esto sucede se manifiesta con dolor en la zona delantera de la rodilla y rigidez en la articulación. Al principio se experimentan síntomas de manera leve mientras se practica ejercicio y van aumentando progresivamente, pudiendo llegar a doler cuando se está en reposo. Es importante estirar y calentar antes de correr para evitar que aparezca y, en el caso de sufrir tendinitis rotuliana, se debe acudir al especialista que pueda marcar el tratamiento adecuado.
Periostitis tibial
La tibia está cubierta por una membrana que la protege: el periostio. Cuando este se inflama se produce periostitis tibial, caracterizada por un dolor intenso en la zona de la tibia, especialmente cuando se empieza el entrenamiento. La causa de esta lesión es un sobreesfuerzo de los músculos, provocado principalmente por un incremento del entrenamiento, ya sea en intensidad o en tiempo. En muchos casos aparece también por una mala técnica al correr al apoyar de manera inadecuada los pies. Para prevenir que ocurra es recomendable estirar antes y después de entrenar, aumentar la intensidad gradualmente y dejar descansar al cuerpo.
Síndrome de la cintilla iliotibial
También conocido como síndrome del corredor. Se produce por la inflamación de la cintilla iliotibial, una banda que cubre la parte exterior de la pierna, desde la cadera hasta la tibia. Al correr se produce un roce de esta banda con los huesos de la rodilla, de manera repetitiva. Esto puede provocar un dolor intenso en la cadera o en la parte externa de la rodilla. Lo indicado es, como siempre recomendamos, ponernos en las manos de profesionales que puedan determinar el curso de acción, que pasará en la mayoría de los casos por el reposo y el fortalecimiento de la musculatura de la zona.
Aunque existen algunas más, estas son las lesiones más comunes que suelen sufrir los corredores de todos los niveles. Para evitarlas, es importante no forzar los límites y entrenar de acuerdo a nuestras capacidades, aumentando gradualmente la dificultad e intensidad. Además, se deben realizar ejercicios de estiramientos, no solo antes de empezar, sino también después. Y, sobre todo, debemos asegurarnos de que utilizamos calzado de calidad diseñado para nuestro tipo de pie, de pisada, de terreno en el que corremos y del uso que le damos.
En cuanto aparecen síntomas o molestias, se debe acudir al especialista para que pueda evaluar el problema y marcar un tratamiento. ¿Quieres tener acceso a un cuadro médico excelente? Contrata hoy con Salus uno de los mejores seguros de salud del mercado, con la mejor calidad-precio y adaptado a tus necesidades.