Cada año surgen términos nuevos que nos ayudan a ponerle nombre a actividades o hábitos nuevos que incorporamos en nuestro día a día. Uno de los que más hemos escuchado últimamente es realfooding, que hace referencia a un estilo de vida que cada vez tiene más adeptos y que busca volver a los orígenes: los alimentos reales, frescos y llenos de nutrientes. Veamos cómo y cuándo surgió, en qué consiste y qué alimentos incluye.
El origen del realfoofing
Al contrario de lo que ocurre con otras tendencias, cuyo origen es confuso, el realfooding tiene un claro creador: Carlos Ríos. Utilizando como plataforma su cuenta de Instagram, comenzó un movimiento que lo ha convertido en uno de los gurús de la alimentación sana, convirtiéndose en un influencer con más de 1.5 millones de seguidores que acuden a él en busca de tips y enseñanzas para llevar un estilo de vida saludable.
Este nutricionista y dietista quiso compartir con el público un cambio en la alimentación que lleve a una vuelta a los productos reales, en contraposición a los ultraprocesados que cada vez se encuentran más en los pasillos de los supermercados. Aunque, como veremos más adelante, sí que se hace diferencia entre buenos y malos procesados, Ríos se ha ganado su popularidad mostrando directamente productos y hablando de marcas que contienen exceso de azúcar o grasas, compartiendo con el público su opinión sobre ellos y dando alternativas más sanas. De ahí que, a lo largo de su carrera en las redes haya generado más de una polémica con grandes marcas de la industria. No entraremos en ellas en este post para poder centrarnos en explicar en qué consiste el realfooding y por qué ha ganado tantos seguidores.
¿Qué es el realfooding?
Como ya hemos visto, el realfooding es un estilo de vida con una alimentación más sana. Pero, además, está sustentado por cuatro pilares fundamentales:
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Salud como valor prioritario: El objetivo principal de cuidar nuestra alimentación es mejorar nuestra salud y, con ella, la calidad de vida. A través del consumo de ciertos productos y del no consumo de otros, estaremos evitando que ciertas enfermedades y afecciones aparezcan, y que otras, se agraven.
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Sostenibilidad como reto social: El realfooding introduce el aspecto sostenible de los alimentos que consumimos, apostando por una dieta que genere el menor impacto ambiental posible.
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Apoyo a productos de comida real: Unido a las anteriores, es importante apoyar a aquellas empresas, cooperativas y autónomos que apuesten por producir de manera sostenible este tipo de alimentos, poniendo especial énfasis en la producción local que ayuda, además, a reducir la huella de carbono en los productos de km 0.
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Innovación para transformar el sistema: Aunque desde el realfooding se pretende la vuelta a la cocina y el consumo de alimentos “como lo hacían nuestros abuelos”, defiende la búsqueda constante de técnicas y herramientas que nos ayuden a conseguirlo, de forma que mira también hacía el futuro.
En suma, más que una dieta, se trata de un estilo de vida que va más allá de la cocina. Sus miras están puestas en todo el sistema de producción y consumo, dirigiendo la sociedad hacia un futuro más sano y sostenible.
¿Qué come un realfooder?
El realfooding defiende, tal y como vemos, una dieta como la que podrían tener nuestros bisabuelos hace décadas. Entonces no existían prácticamente alimentos procesados y los alimentos que se consumían procedían, generalmente, de productores locales. Podemos resumir entonces que los alimentos que lo conforman son los más naturales, sin procesar o que hayan sido procesados de manera mínima sin que haya alterado sus propiedades y beneficios. Por lo tanto, el realfooder se alimenta de legumbres, verduras, frutos secos, cereales integrales o de grano entero, frutas, huevos, pescado y marisco, carne sin procesar, leche fresca, tubérculos, cafés e infusiones.
Los alimentos ultraprocesados deben desaparecer por completo de la dieta del realfooder, ya que están cargados de grasas y azúcares que contribuyen a la obesidad y no son buenos para la salud. Sin embargo, sí que incluyen el consumo de lo que denominan buenos procesados. Estos son alimentos cuyo procesamiento, industrial o artesanal, es beneficioso y no añade aditivos. Algunos ejemplos son el aceite de oliva virgen extra, el chocolate negro o el cacao en polvo con más de 70% de pureza, panes 100% integrales, las frutas o verduras congeladas, los encurtidos o los pescados en conserva.
En definitiva, cuando descubrimos qué es el realfooding comprendemos que se trata de una vuelta a los orígenes y una apuesta por la comida real cuya producción cuida del planeta. No se trata de una “dieta” para conseguir un objetivo concreto, como estamos acostumbrados a interpretarlo. Es un estilo de vida que incorporar a nuestro día a día para llevar una vida más saludable.
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